Un hijo de Radomiro Tomic está participando en la campaña electoral de Sebastián Piñera. Los demócratas cristianos están ofendidísimos, seguramente por usar una palabra neutral. La concertación está preocupada por los efectos que puede tener en la cadidatura de la mujer, Michelle Bachelet.
No parece extraño. Todavía quedan personas que participan en los partidos políticos con un poco de mesura, que tal vez saben, que aún siendo Piñera un despreciable capitalista de la derecha, no tan despreciable como el imbécil de Lavín ni menos capitalista que este gobierno, que el recambio es una necesidad imperiosa en la democracia, cuando la democracia el único beneficio que nos presta es que el poder no se quede siempre en las mismas manos... ¿alguien sabe quiénes trabajan en la Fundación Centro Cultural La Moneda? Pues solamente hijos y parientes de nuestros ministros y políticos de la concertación, para quienes el socialismo viene siendo un vago, vagísimo recuerdo. Me imagino que pensarán que se lo merecen, después de tanto luchar durante la dictadura y que , por lo tanto, sus hijos y sobrinos, también merecían las becas a Barcelona y los posteriores puestos que después obtuvieron por sus estudios en la "puta madre patria".
Dice Séneca que la turba es el argumento de lo peor y que, en las elecciones, los mismo que eligieron se admiran de los pretores que han resultado elegidos. Así parece ser y más necesario parece el recambio.
Michelle Bachelet parece la única alternativa posible para escapar de la derecha (el otro es un voto simbólico y, demás está decir que tampoco me fío, no más estuviera en el poder las ideología se mudarían). Además es mujer. Dicen que la política será otra con una mujer en el poder que pondrá más mujeres en cargos importantes. ¡Bienaventuradas las mujeres! Mientras tanto que la población siga envejenciendo porque, de las intelectuales con que me cruzo, no conozco a ninguna para quien la maternidad sea un laburo importante, sino más bien un estorbo para el desarrollo de su carrera profesional y del país. Bueno, total, para eso están las "guarderías". Abandonen a sus hijos en las salas cunas a los tres meses de edad y ya tendrán los siquiatras todavía más trabajo en veinte años más.
¿Qué hacer?
Parece no haber salida. Seguramente tendré que votar por Bachelet, el mal menor. Total, sea la derecha, sea la concertación, a mi que se me sale el proleta cuando me emborracho, y también cuando no me emborracho, nada de eso me tocará ni indirectamente.
El hijo de Radomiro Tomic fue más radical ¿no? Pero no sé si me atrevo a votar por Piñera, aunque... ¿qué me puede pasar?
10 noviembre 2005
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