18 noviembre 2005

María Alas: tercera etapa

María Barro, tiene la piel resquebrajada, los dedos frágiles, parece la primera, la que ha esperado enterrada en el desierto, en la tierra salada, apenas la sostengo en las manos y se confunde su pasado con el futuro, como si fuera anterior a todos, María India, anterior incluso a María Alas, la tuya, María, la que me he apropiado metiendo las manos en el engrudo, el aserrín, la arcilla.

17 noviembre 2005

María Alas: segunda etapa



María Alas eres tú, María, soy yo y es ella.

¿Ves? De a poco va adquiriendo forma.

Una vez que tenga el rostro, creo que será imposible separarla de su personalidad, pero eso ni yo lo sé, hay mucho de azar en el proceso (y también mucho de lo que voy pensando cuando la tengo entre mis manos, pienso en ti, pienso en ella, en los objetos, me la imagino bailando, que la tomo de las manos en la oscuridad y que su traje brilla, que baila, que me obliga a bailar y a ti exponerte en la penumbra abriendo cajas)

Y a ella ¿la sacaremos de una caja?

16 noviembre 2005

María Alas: primera etapa

Mi derecho a acostarme con Julio (otro derecho que no elegí)

- Además, a mí no me importa que te hayas acostado con el Julio
- ¿Perdón? ¿con el Julio?
- Sí, estás en tu derecho de acostarte con el Julio y con quien y cuántos quieras.
- Sí, claro, salvo el detalle que no me he acostado con el Julio ni sé cómo puedes estar seguro.
- ¡Te conozco, Fª! La verdad es que ya no me importa, con él y con el que quieras, total estás todo el día sola en la casa, con los niños, es natural que te acuestes con otros hombres.
- Claro, si yo lo que hago durante el día es andar culeando con una serie de tipos...
- Es tu derecho.
- Mira, no sé si es mi derecho, pero lo que sí sé es que tú no eres quien para definir mis derechos sobre la base de tus enfermedades... ¿por qué no vamos al grano? ¿qué es lo que tú quieres?

*****

- Estoy confundido. Necesito tiempo. En este momento no estoy para tener una pareja única, quiero disfrutar mi sexualidad de diferentes formas, no quiero nadie que me presione, quiero alguien dulce que me comprenda cuando estoy angustiado después de jalar, estoy en crisis... no necesito presiones y tú me presionas.
- Lo que tú no quieres es comprometerte, lo que tú quieres es seguir llevando una vida desordenada. Como sea, es lo que necesitaba saber, no estoy en el mismo plano, no quiero ser la amante de nadie ni menos la tuya. Tu cuerpo puede ser deseable para mi, pero no necesario, sino dañino de esta manera.
- La monogamia no es natural.
- Puede ser que no, pero el sexo libre tampoco.
- Antes te quejabas de que era machista porque te celaba y ahora que cambié...
- Ahora pareces más machista y, además, me sigues celando con situaciones inventadas... y ni siquiera tienes relaciones sexuales conmigo porque estás "angustiado"... ni yo las quiero tener más bajo estas condiciones.

Silencio.
Determinados por no sé qué, por la pasión, quizás, no me pude enojar con él, pero me apenó no poder tener esperanzas. Tomar lo que hay, pensé, pero tomarlo bien. Y ahora lo tuve que dejar ir.

Tomó su bicicleta diciéndome algo del cumpleaños de la Paz. Cerré la puerta y respiré hondo. Me fui al taller a ver cómo seguía María, María Alas, la muñeca.

14 noviembre 2005

13 noviembre 2005

Final del día: nada es lo que parece

Al almuerzo llegó el Gitano con un amigo, su hijo, comida y un par de cervezas, considerando "nuestras" actividades de la tarde. Preferí ver una película y dormir siesta.

Más tarde, hablo con él.

- Mañana, ¿vas a venir?
- No, voy a ir donde el Pancho.
- Pero yo creí que los lunes...
- ¿Qué te pasa, Fernanda? ¿Acaso pensaste que tú y yo... onda "pareja"?
- Bueno... no tanto... pero... algo así...
- Nunca dije nada parecido.
- No (glup)... no dijimos nada (glup)... yo sólo quería saber a qué atenerme (glup)...
- No empieces a complicar las cosas ¿ya?
- No, no, claro, sólo saber... bueno, nada...
- Ya. Otro día hablamos.
- Bueno. Ya...

Parece que me equivoqué.

En fin. Todavía me queda cerveza y Séneca por delante.

Quizás qué

Lo hice llorar.
Es decir, no sé qué fibra toqué cuando le dije:

- ¡Eres muy fresco! Esta es mi casa y tú sientes como si fuera la tuya ¿siempre eres así o sólo acá te sientes como si todo te perteneciera?

Por un lado, pensé que el Gitano tenía asumida su condición de errante definitivo, que se instala en cualquier casa como si fuera la suya, pero además hace tiempo creo que debo fijarle límites que no establecí antes, cuando todavía (yo) creía que el mundo podía ser hippie.

Sin decir nada, sacó su ropa de la lavadora sin centrifugarla, aunque sólo quedaba ese paso. Puse la nuestra, es decir la mía y la de los niños. Subí a terminar de preparar el desayuno, pero el Gitano no subió. Lo llamé. Nada. Bajé a buscarlo.

Ahí estaba en el living leyendo un libro de Noam Chomsky. Entonces se puso a llorar.

- ¿Qué te pasa?

Nada, lloraba. Le pedí perdón, tal vez fui muy dura, quizás injusta, le pregunté una y otra vez que le pasaba, pero nada, como si no supiera que era inútil preguntarle qué le pasa a un hombre, sólo murmuró que se sentía muy mal, cansado. ¿Cansado de qué? No sé a ciencia cierta.

Al rato, bajó Fernando. Se fueron al parque y les pregunté si volvían a almorzar. Dijo que no. Vano insistir.

Recordé esto:

- Eres una sádica, me dijo él.
- ¿Qué te pasa?
- No, no me entiendas mal, no una sádica patológica, pero Freud divide a todas las personas en dos tipos, según sus tendencias, sin que estén enfermas: unas tienden al masoquismo, otras al sadismo. Tú eres de las que tienden al sadismo, pero de "Sade" ¿entiendes?

No, no sé si le entendí ¿acaso quiso decir que entre sufrir yo y que sufran los otros, prefiero que los otros lo hagan? ¿qué tiene que ver Sade? ¿quiere decir que ese sufrimiento está bajo un mandato sexual?

Pensé si decirle que esta era mi casa lo había afectado en los más hondo o... ¿sería que me vio saludándolo más cariñosa que de costumbre cuando llegó a buscar a Paz?