18 septiembre 2005

Olvidar

Y yo que pensé que lo peor había pasado.
Los abusos sexuales.
La violación de niña.
La muerte del padre.
El alcoholismo de la madre.
Había pasado, pero no era lo peor.

Algún día, olvidar.
Entonces no quedará nada.
Nada.
La memoria fundida en el recuerdo de un dolor que ya no se siente.

Aquellos son dolores que ya no se sienten.

Y, sin embargo, lo peor estaba por venir.
Vino justo cuando parece que aparece la madurez.
Pero es locura.
Locura.

Ella es el hilito de plata.
La cadena de carne que no permite el olvido.
El recuerdo que también puede ser peor.
Ella no permite el asesinato.

Tal vez tenga que esperar veinte años para poder empezar a olvidar.
O para poder matar.
Pero, veinte años no es nada.

Antes de eso, estaré en el borde de la tumba.

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