23 agosto 2005

Las batallas perdidas

A propósito de las batallas perdidas con los muertos amados... las batallas perdidas en la literatura infantil (y supongo que cada uno podrá hablar de tantas otras...)

De pronto me encuentro, eufórica, defendiendo a la "nueva literatura infantil" en nuestro país, ya saben, ésa que no trata a los niños como recipientes de conocimientos, ésa que define a la literatura infantil, ante todo, como literatura, ésa que vislumbro como un movimiento renovador tanto por sus creadores como por sus receptores, en fin, allí estoy al borde del grito cuando, de pronto me doy cuenta de que estoy meando fuera del tiesto y que ¡mierda! mojé la alfombra de otros. Silencio absoluto por unos segundos. No hay respuesta. Ni un sí ni un no. Ni un de acuerdo ni un desacuerdo. Sólo silencio mientras siento correr el líquido tibio entre mis piernas.

Unos momentos después me secunda mi socia, con un discurso más aplacado, más práctico, más diplomático (como es ella ¿no? por eso hacemos excelente sociedad), pero siento que también ella siente que estamos frente a una batalla perdida, no porque no haya una nueva literatura infantil, como postulamos, como creemos, como profesamos, si no porque nos enfrentamos a seres absolutamente desvinculados de otra visibilidad que no sea la de ellos mismos a través de libritos que se distribuyen entre sus amigos.

Más tarde un pisco sour con una sóla pregunta enredándose en mis cabellos ¿para dónde voy? mientras se conversa de las próximas autoediciones.

Dejo el dinero para pagar el trago y escapo a la calle, con la llovizna que me refresca (es increíble que ahora una copita me deje tropezando y botando las cosas) mientras pienso que lo a mi me gusta es que me miren como objeto sexual cuando hablo...

¿Qué tiene que ver eso con la nueva literatura infantil?

Qué sé yo. Será algo etílico-hormonal, pero eso fue lo que se me vino a la mente cuando salí del bar.

2 comentarios:

María José Ferrada dijo...

Y que se le va a hacer, no siempre una se despierta con ganas de hablar.

http://registro6.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Es cierto, María, pero al menos esto suscitó una respuesta