24 agosto 2005

La columna sobre Fernando-al-Rashid

Estamos almorzando con Fernando un rico lomo con papas fritas (ciertamente me hacía falta comer carne cocida, tranquila, sin pelear por la comida con él) cuando se detiene en seco y pierde la vista en su hermana chica que se hace masajes de palta y lechuga por el pelo y la cara (¡qué se la va a hacer!).

- ¡Qué complejo es el Ser!- suspira.

- ¡¿Qué?!- me atraganto con una papa.

- Digo que complicado es ser humano, mamá.

A pesar de que se me enfríe el bistec, mi conciencia de madre de un niño de seis años con problemas existenciales me obliga a decirle:

- ¿Podemos dejar esta conversación para después de almuerzo?

Me mira comprensivo.

- ¿Para qué, mamá, si no tiene respuesta?- se levanta y deja su plato a medio comer.

Y después los obligamos a leer la abuelita Opalina ¿me entienden?

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