29 agosto 2005

La columna sobre Fernando-al-Rashid

Estamos almorzando (la hora en que aparece todo). Fernando mira con acostumbrada aflicción su plato de comida, que puede ser cualquier cosa, arroz con pollo, pasta con salsa boloñesa, papas fritas con carne o budín de sesos.

- ¿Por qué me obligan a comer todos los días?

- Porque tienes un cuerpo que necesitas alimentar para vivir y crecer.

- Si, ya sé, ya sé, las proteínas, las vitaminas, la energía ¿pero por qué me obligan a comer todos los días? ¿no podría ser día por medio? ¿No me alcanzarían las proteínas para varios días?

- No. Tienes que alimentarte todos los días.

- Quisiera ser espíritu para no comer.

Mi madre tercia en la conversación.

-Los espíritus tampoco comen chocolates ni galletas ni nada; los espíritus no hacen nada en todo el día, andan por ahí viendo todas las estupideces que hacen los humanos con cuerpo.

- No importa. Puedo dejar de comer chocolates también.

- Tampoco andan en skate porque no tienen cuerpo ni skates, claro.

- ¿Los skates no tienen espíritu?

- No.

- Pero... pero... ¿una madera entre dos láminas de plástico no tiene espíritu?

- Esteeee... No.

- ¿Acaso los seres vivos no tienen espíritu?

- Esteeee....

- ¿Acaso los árboles no son seres vivos que tienen espíritu? ¿ah? ¿acaso un skate no está hecho de la madera de un árbol que es un ser vivo? ¿ah?

Mi madre vuelve a terciar en la conversación.

- Los árboles son talados por unos empresarios inescrupulosos que los hacen astillas para llenarse los bolsillos de dólares.

- Los billetes de dólares ¿de qué están hechos?

- Esteee... de papel.

- ¿Y el papel se saca de los árboles? Entonces... Los empresarios no-sé-qué ¿se hacen los billetes con los árboles que talan?

- Ya... ¡cómete tu comida!

- ¡Pucha! ¿por qué me obligan a comer todos los días?

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