21 noviembre 2005

Variedades

He tenido que mandar una larga carta a mis ex suegros explicándoles el asunto del nombre de mi hija. Parece ser que el hecho ha causado sentimientos no positivos, que no sé cuáles serán exactamente, porque están mediatizados por las impresiones de él. El resultado más inmediato, aparentemente, es la suspensión del cumpleaños de Paz en la casa de sus abuelos paternos. Y una consulta a la sicóloga, como si de algo les hubiera servido, durante todos estos años, recurrir a los sicólogos y siquiatras.

Fernando, por otro lado, se mostró muy molesto cuando le dije que no tendría regalo para esta navidad porque el de su cumpleaños bastaba, pero que Paz, que no celebraría su cumpleaños, sí tendría un regalo. Me dijo que sólo le había regalado un par de cosas y que era muy poco. Sólo lo miré. Mi abuela tampoco nunca se sentía feliz, a pesar de los esfuerzos que uno hiciera. Murió sola, aunque yo la cuidé durante la agonía.

Y María Alas que se me escapa. María Alas es un personaje creado por la otra María, la que escribe. Elegimos este cuento para presentarlo en nuestro incipiente teatro de variedades en el Café Literario este último sábado de noviembre. Eso si puedo terminarla. He estado día y noche amasando su cuerpo, pero el resultado no es el que esperaba. Me pregunto qué esperaba. Tal vez basta con que se mueva.

Sigo despertándome apenas sabiendo quién soy. Es curioso porque me pasa cada vez que duermo, olvido todo. Me toma varios minutos reconocerme, saber dónde estoy y qué hago. Entonces, la pregunta ¿qué hago en la vida? toma un sentido muy práctico y terrenal, pues en la vigilia, aunque me pregunte lo mismo con otro sentido, sé que tengo que escribir o terminar a María o cuidar a los niños. Ni siquiera eso sé al despertarme y es lo que necesito saber con urgencia para levantarme. ¿Y si un día despertara y no lograra reconocerme? ¿Si pasaran los minutos y no recordara quién soy? ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué hago en este lugar? ¿Quiénes son estos niños? A veces, no sé quién soy y sigo durmiendo, porque sé, de alguna manera, más tarde lo recordaré.

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