Sara odió a Guzmán, con un rencor anudado en sus entrañas, hasta el día de su muerte, poco después de cumplir los noventa y seis años. Era un odio que uno no podía comprender.
Sara había llegado del campo a los catorce años, cuando su madre analfabeta , que bordeaba apenas los cuarenta, falleció . Hasta entonces, cada día después de cruzar el río y los pastizales de regreso a casa, le había rogado que la dejara seguir estudiando, porque la educación de las chicas en aquella época y por aquellos lugares, se terminaba en la primaria. Así pues, en su lecho de muerte, le pidió a sus hijos varones que se encargaran de los estudios de la menor.
No bien enterraron a la mujer, los hermanos la mandaron a la capital a la casa de un tío, hermano del padre, que por entonces ya concretaba un tercer matrimonio con una mujer, como siempre, más joven. Habitaba en el barrio República y su nombre era Luis Guzmán. Era la primera vez que sobrina y tío se veían.
(continuará...)
10 septiembre 2005
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