Blanca, 71 años, operada de cáncer a las mamas y a los glangios, recientemente le descubirieron dos nuevos tumores en el pulmón, el resultado de la operación que le harán en unos días es incierto.
Luisa, 71 años, completamente sana y en constante estado de queja.
Matilde, 97, hermana de Luisa.
Yo.
Yo dice:
- ¡Ey! No me habían contado nada que su amiga Helena había muerto.
Luisa dice:
- Sí, murió ayer a las seis de la tarde, me llamó la Nelly con su vocecita de circunstancia y me dejó el mensaje....
Blanca dice:
- A mi también me llamó ella. Hoy la vi en el velatorio.
Luisa dice:
- ¡Uy! Sí... yo nunca miro los muertos en el ataúd, pero de lejos vi el desorden que tenían encima, fotos agolpadas, flores, de todo, qué manera de tener horrible el ataúd...
Yo dice:
- ¿Es que tú no puedes dejar de raclamar ni cuándo se muere alguien?
Blanca secunda la opinión de Yo.
Luisa grita:
- ¡Ustedes no aceptan ni una opinión!
Yo grita más fuerte.
- ¡Tú no nos dejas opinar!
Luisa va a gritar más fuerte.
Blanca la amenaza con la mano, como si se tratara de un niño chico.
Silencio.
Luisa dice:
- Además, qué ridículo eso de pedir que le escribas para leer en su funeral.
Blanca dice:
- Ella no me lo pidió. Sólo me dijo que la acompañara y le llevara flores.
Luisa dice:
- ¿Se piden esas cosas cuando uno se está muriendo?
Yo dice:
- ¿Por qué no? No toda la gente niega la muerte como tú... ¿por qué crees que la tía Albina nos hizo llamar un día antes de morir? Se quería despedir y tú hablándole de que la ibas a visitar en una semana más, como si ella no supiera que ya no nos vería más. A veces, creo yo, uno no necesita que le nieguen un hecho casi consumado, sino que necesita el apoyo del otro.
Luisa dice:
- De todas formas no me gusta ver a la gente demacrada.
Yo dice:
- Eso es muy egoísta de tu parte ¿acaso el día que me esté muriendo no me vas a ir a ver porque estoy demacrada? ¿qué te parecería que tus amigas no te fueran a ver en tu lecho de muerte porque estás "demacrada"?
Blanca dice:
- Sí...
Luisa se incomoda.
Suena el teléfono. Luisa contesta y se demora un momento. Regresa a la mesa y dice:
- Matilde acaba de morir, ahora, a las cuatro de la tarde.
Largo silencio.
Yo dice:
- Tampoco la fuiste a ver. Desde hace más de dos años que decías que ibas a ir... ¿sabes? Deberías ir a ver a tus amigas Maruja y Victoria. No creo que se tarden mucho tampoco.
Silencio definitivo.
04 enero 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario