05 enero 2006

(In)conclusiones de las últimas anotaciones

¿Lo pueden creer?

Pablo que, desde Buenos Aires, me juraba un amor como ninguno en su vida, me cuidaba, me motivaba, quizás aburrido de mi problema no solucionado con S, busca por internet, a través de la revista de literatura infantil, tal como sucedió conmigo, una chica un poco menor que yo, pintora, escritora, entre otras habilidades, le manda algunos correos privados, luego se comienzan a escribir periódicamente (como conmigo), la llama, se citan en un café, tal vez de Palermo, a conversar sobre literatura, un "par de veces" (ese número indefinido que en ciertas ocasiones puede significar un "par", que claramente no es dos), en cierta ocasión, una de las tantas que la va a dejar en su auto a casa de ella, la besa, suben al departamento y hacen el amor. Es tan reiterado que no necesito estar en Buenos Aires para enterarme.

S, a quien siempre atribuí una serie de defectos, como su drogadicción, su compulsividad a la mentira, su poco interés en las demás personas, pero a quien jamás pensé infiel, más aún con su firme discurso al respecto, con quien, entre otras cosas, sufrí la culpa de haberlo engañado con un amigo cuando estuvo internado en el centro de rehabilitación por varios meses, ahora me entero de que, aún mucho antes de que yo me dejara seducir por la idea de compañía que representaba Eric, él me puso el gorro muchas veces, con mujeres que conocía en fiestas y con prostitutas.

Me he quedado en blanco. No sé qué pensar ni menos qué esperar. Claro, porque no importa quién venga después, siempre será lo mismo. Miré de frente este año, con estas noticias, y pensé que, quizás, lo mejor es que no venga nadie, tal vez es mejor que me vaya a la India, que arregle mi casa, cuide mis niños, que nade, que escriba, pero que deje mi cuerpo, mi sexualidad, fuera de todo.

2 comentarios:

De Josefa dijo...

Bingo.

Fernanda dijo...

¿Le dí?
¿Por fin?