María Barro, tiene la piel resquebrajada, los dedos frágiles, parece la primera, la que ha esperado enterrada en el desierto, en la tierra salada, apenas la sostengo en las manos y se confunde su pasado con el futuro, como si fuera anterior a todos, María India, anterior incluso a María Alas, la tuya, María, la que me he apropiado metiendo las manos en el engrudo, el aserrín, la arcilla.
18 noviembre 2005
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