15 enero 2006

"Ya no hay forma de pedir perdón"

En cierta ocasión, Blanca le dijo a Luisa que ella detestaba a la gente que, después de cometer un desatino, por decirlo así, pedía perdón. En aquella lógica, si uno quiere a alguien jamás debería dañarlo y, por lo tanto, después de causada la herida, ya no hay forma de pedir perdón. En otra ocasión, Blanca se equivocó con respecto a los sentimientos de Luisa y la hirió, al acercarse a su amiga y pedirle disculpas, Luisa, que es muy dura, le contestó:

- Tú misma dices que es una estupidez y un egoismo pedir perdón después de lo que ya está hecho no fue evitado.

Blanca se quedó en silencio. No había nada más que decir porque, por un lado, lo lamentaba, pero por otro lado ella misma se había negado la posibilidad de "redimirse" ante su amiga.

Quizás es así, uno está sujeto a su destino, más predeterminado por los modelos, la educación y su naturaleza que por los verdaderos deseos y sentimientos. Una vez más, aunque ahora con intervalos de tiempo mayor y consecuencias menores, para quienes no lo saben, le arruiné la velada a una amiga que, como ella misma me lo dijo, no hizo sino portarse bien (y más de lo que quizás le correspondía o yo me merecía) conmigo. Después de lo sucedido ya no se podía pedir perdón, apenas si cabía el espacio para el silencio y bajar la cabeza ante sus descargos que, a pesar del enojo, hizo en un último intento por hacerme entrar en razón.

- Estás demasiado centrada en ti misma, no haces más que pensar en ti misma, tú no tienes una vida peor que ninguno de los que estaba allí, que son mis amigos, a quienes ofendiste con tu conducta. Eres inteligente y te estás perdiendo.

Es cierto, lo de mi egoísmo, sino aquí, en este blog, está el botón de muestra. No hago sino hablar de mi y del pequeño mundo que me rodea. Y, aunque quisiera, sé que es inútil pedir perdón después de que ya lo echaste a perder todo.

Así es que, si me retiro de tu vida, como lo haré, no es que no te encuentre la razón de todo lo que me has dicho, no es una muestra de indiferencia o prepotencia, como podría parecer, es que después de todo, es cierto, como quiera que haya sucedido, es una ofensa y una ingratitud que no te mereces y que evitaría que sucediera, aún si tu no quisieras negarme tu amistad.

A mi modo de ver, cuando no se puede pedir perdón, lo mejor es retirarse, asumiendo que, en ciertos casos, es uno el que, aunque no quiera conscientemente, hiere a los demás.

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