Tenía toda la intención (quizás no tanto) de contestar a otra bitácora, pero me parece que ya no vale la pena si voy a tener a la persona cara a cara. Tal vez no le diga nada entonces, puede que sólo la observe y dilucide que tan serias pueden ser sus divagaciones estético-literarias.
Le pregunté a Graciela Montes (escritora y teórica muy conocida en el ámbito de la literatura infantil) si acaso se podía decir que la literatura infantil era puro goce estético, único territorio en que los contenidos podían obviarse (esto a propósito de la bitácora anterior, en que una comentarista se concentraba en la hermosa forma del texto diciendo que lo demás, el contenido, era intrascendente... como me pareció que estaba equivocada, llegué a la vaga idea de que al escribir para niños muy chicos, uno tenía la verdadera libertad de engolozinarse con composiciones bellas que podrían, eventualmente, no tener sentido).
Graciela me respondió que el concepto "estética" le parecía añejo:
- "No sé si la palabra es "estética". Es una palabra un poco envejecida. Tal vez haya que pensar en otra en este mundo bello y fatal en que vivimos"
Aquí acabaron mis pensamientos al respecto.
14 octubre 2005
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