22 agosto 2006

La fiscal

El asunto es más o menos así: A quiere matar a B porque B está enamorado de C y, al mismo tiempo B quiere matar a C porque C ha sido, de alguna manera, un canalla; sin embargo, C quiere matar a A porque piensa que B ama a A y no a C, él mismo.

La víspera de la noche en cuestión, A y B terminan de cavar la fosa en la cocina y dejan todos los materiales para taparla luego de asesinar y enterrar a C. Al menos eso es lo que cree B, mientras que A piensa que B no sabe que está cavando su propia tumba.

A intentará postergar la visita de C todo lo posible esa noche con el objeto de asesinar a B sin la interrupción de nada ni de nadie. B tiene todo planeado para atraer a C a la trampa.

Sin embargo, C quiere aprovechar la visita de A en la casa de B para terminar con esa vida de una vez. Para ello involucra a D, quien servirá de carnada para B a cierta hora inapropiada de la madrugada, la misma hora en que B tiene planeado llamar a C para atraerlo a su trampa.

D no sabe nada de esto. Simplemente se siente atraído por B y piensa que está siendo leal con C al prestarle este servicio.

A las 24:31 la tumba está lista. Sólo falta un cuerpo.

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