Un cuerpo. Un cuerpo cualquiera. Da lo mismo.
- Esto ya se lo conté.
- No.
- Sí, estoy segura.
- Quizás pensó contármelo, pero no lo hizo.
- Bueno, entonces lo repito.
- Sí, claro.
- En fin. Pensé que si cavaba un hoyo en la casa y enterraba ciertos artículos que odio, me recuperaría de ese odio.
- ¿Por qué no botarlos a la basura simplemente?
- Usted sabe que no es lo mismo. Pensé que pasarían los años, que me olvidaría, me cambiaría de casa y un día, al ser demolida, otros encontrarían esos objetos malditos, con apenas la curiosidad de mirarlos antes de desprenderse de ellos.
- ¿Y por qué no un cuerpo?
- No podría vivir sabiendo que el cuerpo está allí enterrado. Sería una maldición aún mayor.
- ¿El cuerpo?
- Bueno, quiero decir un cuerpo, un cuerpo cualquiera. Esto es impensable.
06 mayo 2006
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